domingo, 9 de diciembre de 2012





Primer golpe. Los Estatutos. La hora de la verdad


El sábado que viene, día 15, se someten a votación los nuevos estatutos del Consejo, una obra que puede considerarse como el hijo póstumo de Adolfo Arenas principal impulsor de este proceso que se encuentra a punto de terminar. Para el común de los cofrades y capillitas, los estatutos tienen el mismo interés que la constitución del Vietnam, es decir ninguno, pero si se supiera que este tipo de textos son los que determinan muchas cosas de la Semana Santa quizá cambiaríamos de opinión.
En principio hay dos cuestiones relevantes: el texto en si y saber si se van a aprobar por esa mayoría de dos tercios que se exige. Esto parece que se salva. Desde la dimisión del anterior presidente ante el estado de zozobra generalizado, la mayoría de las cofradías  críticas con el texto han virado de postura. Saben que si no se sacan adelante los estatutos la crisis del Consejo y de las hermandades en general no hará más que agigantarse. 
El texto en si tiene una garantía de origen como es la composición de la comisión redactora. Caviedes, Esquivias, Berjano, Domínguez del Barco, Pérez Franco, Piñero, Rodríguez Hidalgo forman parte del elenco más prestigioso del mundo de la semana santa y consta que esto también ha arrimado apoyos. Y respecto al contenido, el articulado consagra un sistema de listas cerradas para elegir a la junta superior que supuestamente evitarán los problemas internos de estos últimos tiempos. Un asunto que sigue planteando dudas sin embargo es el acceso de nuevas cofradías a la nómina. Si los días, y no el conjunto de las hermandades,  son los responsables de admitir o no a los aspirantes, se consagrará ese federalismo que tan nefasto ha sido en el pasado y en el presente. ¿Qué pasaría si a los hermanos mayores de un día les pica un bicho y deciden admitir a lo todo lo admisible e incluso a lo inadmisible? Esto no es algo probable pero si posible con estos estatutos que están a punto de romper aguas.      

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